lunes, 3 de marzo de 2008

Crónica desde: la frontera entre la razón y la imaginación.

Anoche fui bendecido por la magia de las palabras. Mi genialidad, ausente la mayoría del tiempo, y las palabras, exactas, las que tenían que ser, se mezclaron como una fórmula química perfectamente ajustada. No suelo hacer alarde de mis escasos brotes de creatividad, pero es que durante unos minutos mi mente se ausentó de mi cuerpo y éste se convirtió en un catalizador de una historia escondida en el fondo de mi alma. Mi sentido común se tomó un descanso y dejó paso a una historia. Soy seguidor de una serie. Mis amig@s más allegados, con los que comparto mi amistad y mi visión de la vida y yo la de ellos, saben de mi particular obsesión por esta serie y es que uno de los actores que salen en ella tiene que ser el protagonista de mi historia, en la que llevo ya mucho tiempo trabajando y cuyos resultados parecen querer empezar a salir, tímidamente. Simplemente sé que es él y si el mundo es justo lo será. Su personaje y otro tienen una de las mejores historias de amor que he visto en mucho tiempo, pero su trama ha tomado un giro inesperado que ni al fan de la serie ni al narrador de historias que habitan en mí les ha gustado, así que ahí va mi visión de esta historia. No pondré nombres, sólo iniciales, y que cada uno escoja el que más le guste. Además, a servidor le ha sorprendido que uno, que siempre se ha tomado este tema con mucho respeto, sea capaz de expresar este momento de una manera bella e incluso hasta positiva. Supongo que aunque sea una historia ajena a mí de dos personajes ya inventados que me ha escogido, es inevitable dejar la huella del que escribe. Espero que la disfruten. Seguimos dejándonos llevar por los sentimientos y las emociones.
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La tenúe luz de la bombilla iluminaba la habitación en la que había planeado con A lo que no sabía que iba a ser el principio de mi declive. Ahora, estoy tumbado en el suelo, malherido, un muñeco roto e inservible, notando como mi sangre arrastra débilmente la poca vida que ya sé que me queda y como me encierra dentro del charco que forma a mi alrededor y que contiene mis aciertos y miserias. Me atrevería a decir que son más las miserias ya que siempre he sentido que vivía una vida que no me correspondía, un actor al que han obligado a interpretar un papel que aborrece en un escenario extraño. No hay nada más miserable que darte el don de vivir y arrebatarte la vida. Es sorprendente la claridad que se impone cuando ya has tomado el camino de una mala decisión. Todas las dudas que se tenían ahora son golpes de realidad. Pero ya no hay vuelta atrás. Mi mirada se pierde en el charco de sangre que va creciendo alimentándose de mis recuerdos, sueños, penas y tristezas. Ahora, la triste realidad bañada en un débil y apagado rojo. Veo el mundo a través de mi propia sangre, de mi vida derramada. Lo encuentro hasta poético, aterradoramente poético. Detrás de mis ojos veo lo último que va a ver mi vida: unos desarmados que me han roto con furia, me han tirado al suelo como si fuese mierda. Lo soy. Antes de eso, la única persona que me ha hecho sentir que tenía una vida, que me ha hecho sentir querido, que me ha hecho quererme, que me ha hecho sentir que iba por el camino correcto, el de la salvación, que me ha dado su amor incondicional, me dejaba a mi merced. M. No le culpo, él ha confiado en mí cuando ni yo mismo me fiado de mí. Le he fallado. Le he decepcionado. Le he herido. Sólo me pidió una cosa y es lo primero que he hecho. Conocedor de esto, me he dejado engañar por el agobio, el miedo y por un fastasma del pasado. He perdido lo que más quería en esta vida de una manera muy tonta y miserable. Este es mi justo castigo. M me ha dado el regalo de la vida y yo se lo he escupido. Que me quiten la vida es el castigo que merezco. El dolor físico de la paliza, que siento como si hubiesen apuñalado con veneno a todas y cada una de las células de mi cuerpo, no es nada comparado al dolor que tengo en lo que me queda de corazón y alma. Al menos sé que están a buen recaudo. Mi madre, un ejemplo como persona del que yo he renegado, que ha cargado con el peso de un hijo perdido en una vida que no es la suya, y M, mi otra mitad, la única persona a la que he amado más que a mí mismo, tienen mi corazón y mi alma, tienen al verdadero y único A. Ese es mi consuelo. La vida está a punto de terminar para este actor que ya ve como baja el telón. Ha sido una vida difícil pero ya llega a su fin. Además, la vida me ha regalado 2 meses de normalidad, la vida tan ansiada para mí y ha sido un maravilloso regalo de despedida. Ya llega el final. Mis ojos derraman dos lágrimas casi secas y noto como me voy apagando. Empiezo a escuchar una música triste pero placentera. Nunce he escuchado mucha música pero esta es clásica, nostálgica, de despedida. Me pesa todo, noto dolores intensos en todo el cuerpo y no voy a aguantar mucho pero la música me tranquiliza. Tan solo debo dejar que mi consciencia se vaya. Mis ojos se van cerrando y no voy a impedirlo. Nunca he creido en el cielo y el infierno pero al sitio donde voy a ir no va a ser nada comparable a mi propio infierno. Ahora voy a un lugar mejor, seguro, a un sitio para mí en el que yo podré escoger la vida que quiero vivir. Los ojos parpadean cada vez más lentos, ya empiezo a notar la calma. Reflejado en el charco que crece y que se lleva mi vida, lo veo. Es una figura conocida. Me hace sonreir. Por fin, cierro los ojos.

Los vuelvo a abrir. Un fogonazo intenso de luz me espabila. Ya no estoy en el piso oscuro sino en una carretera inmensa al lado de una playa que no termina iluminada con un fuerte y vivo sol. Noto que llevo unas gafas de sol puestas y mi flequillo juega con el viento. Estoy subido en un coche descapotable típicamente americano y una sensación de libertad me invade. Miró a mi derecha y ahí está M. Mira a la playa y nota mi mirada. Me mira y me sonríe. Es la sonrisa más sincera y tierna que he visto en mi vida. Me hace sonreir a mí reflejando toda mi felicidad. Cuando hay tanto amor no hacen falta absurdos "te quieros", sobran las palabras. Lo sé, estoy cumpliendo mi sueño. Estoy recorriéndome la Ruta 66. M vuelve a mirar hacia delante al mismo tiempo que yo lo hago. Ambos nos vamos a perdernos para siempre en algún punto de la ruta 66.

3 palabras:

Me has hecho llorar....Tú sabes lo que eso significa,tú,que sabes que el orgullo prevalece sobre cualquier decisión sensata,lógica o emocional que pueda sobrevolarme..me has hecho llorar...
Eso si,en cuanto te perdone,me pondré en pie y empezaré a aplaudirte!!!

Ay,chiquillo,que lo he vuelto a leer y aún me gusta más..solo te pido que sigas indagando por ese rincón del que han salido estas palabras tan conmovedoras y que hurgues y rebusques...Esto es solo la base del iceberg,desde la punta se debe tener una vista magnífica!!!!

Hola Jose, aquí Juan un nuevo fan de tu blog. Por que soy fan? porque soy fan de lo verdadero, de lo creativo, de lo genuino, de lo que sale del corazón. Todo eso eres tu y por eso no tengo eleccion, soy tu fan. Eso me lleva a que soy fan de lo que has escrito, me parece muy bueno y muy tuyo. Es Jose en estado puro, sin imitaciones. Mi reflexión sobre el texto es animar a todos a que no dejemos escapar lo bueno, que aprendamos a detectar lo bueno. Otra cosa, nada de perjudicar a gente que se preocupa por ti. A veces prestamos más atención a gente que no se lo merece y descuidamos a los de verdad. Como veis soy tambien un fan de la verdad.
Saludos Jose y sigue escribiendo verdades.