domingo, 25 de abril de 2010

Vuelve la magia: Cómo Entrenar A Tu Dragón

Hace ya muchos años, cuando yo era un adolescente que se empezaba a despertar del sueño de la niñez, recuerdo con especial cariño las películas de dibujos de la Disney. Mientras los de mi edad comenzaban con el nuevo capítulo de sus vidas llamado "Adolescencia. Primeros amores y demás experiencias", yo terminaba el mío de "Peter Pan Forever" y seguía jugando con los muñecos y viendo películas de dibujos mientras los demás jugaban con otras muñecas y viviendo sus propias películas (de la intensidad de la adolescencia, con esa facilidad para hacer un auténtico drama de una anécdota estúpida ya hablaré en otra ocasión, aunque también se puede aplicar a otra época, la universitaria, que es como una especie de segunda adolescencia pero con dinero y alcohol). La cosa es que cogía a mi hermana pequeña, por aquel entonces una cría, y nos íbamos al cine a ver la película de Disney de ese año. Recuerdo las colas interminables de los recordados cines del centro llenos de críos que, como mi hermana y yo, buscaban esa magía que trascendía la historia y del género animado y traspasaba la pantalla. Películas como "La Sirenita", "La bella y la bestia", "Aladdin" tenían esa magia, una fantasía adictiva que te abstraía de esa manera tan sincera que solo pasa cuando eres niño. Pasaron los años y las películas ya no me daban la magia que yo quería. Solo "Hércules" pasó cerca pero ya no volví a sentir lo mismo . Supongo que el hacerme mayor (aunque a veces me sienta que vivo con un cuarto de hora menos que el resto como vivir con retraso muchas cosas que no viví en su momento) me hizo recapacitar y asumir que ya pasó la edad de las fantasías y de los sueños.... hasta hoy.

Hoy, de nuevo, he vuelto a sentir lo que sentía aquel niño que hace ya muchos años se encontraba sobre mis pies. Aquel niño que soñaba algún día con contar historias como las que veía en la pantalla, que llegasen a alguien como me llegaban esas historias a mí. Desde las profundidades de mi ser, escondido en esa caja fuerte secreta donde solo guardo las cosas especiales, ese recuerdo ha vuelto a latir con la fuerza de un torrente desvocado pues hoy he vuelto a ser un niño. He ido al cine. Mientras todo el mundo iba en masa a ver a Alicia, Johnny Depp y Tim Burton. Ángela y yo nos hemos ido a ver "Cómo entrenar a tu dragón". Mágica. Perfecta. Una película de las películas con los personajes más reales que te puedas echar a la cara, a pesar de su perfecto envoltorio animado. Una historia de personajes, una relación de amistad a las que muchas películas de imagen real les gustaría aspirar, magia por los cuatro costados. Hasta me ha echo llorar y yo soy de lágrima difícil. Incluso he aplaudido yo solo al final. No recuerdo haberlo hecho en ninguna película. Es ya un clásico y como tal, no puedo más que recomendarla a todo aquel que le guste el cine en estado puro.